Lo nuestro fue un amor frágil. Como una rosa seca al morir, como el sonido del viento en una noche quieta. Fue frágil porque así lo decidimos, porque no lo cultivamos a diario, como lo prometimos. Porque aunque de nuestros labios desbordaran promesas, nuestros actos marcaron diferencias. Nuestro amor fue frágil, no importa cuánto tratáramos de mantenerlo vivo, igual iba a morir. Lo dejamos morir y hay que reconocerlo, porque cuando nos necesitó para darle aliento, preferimos darle paso al orgullo. Dejamos que nuestro amor agonizara cada noche, cada día, con cada promesa fallida, y con cada beso perdido. Hoy este amor es nada, solo el recuerdo de lo que un día fue. De los años maravillosos y sutiles, que nos hizo vivir cuando era fuerte y vigoroso. Nuestro amor fue frágil, es definitivo. No importa lo que hagamos, nunca va a resucitar. - David Sanz