– ¡Oh Eres un romántico!
– Bueno… es cierto lo soy, más no es algo con lo que haya nacido; debes saber que es algo creado.
– ¿Y cómo es eso?
– Verás, mi romanticismo se crea cada noche, con cada uno de los suspiros sutiles que das sobre mi hombro, cuando caes rendida después de un día largo, es ahí cuando la inspiración inunda mi mente y mi corazón.